Transgresores

17 de octubre de 2010

La fotografía


En medio de estos dimes y diretes que fluctúan en este medio-ambiente transgresor, donde los caídos bien pueden ser los anfitriones del mes, cabría detenernos y analizar un punto especifico de la ofrenda del día de muertos, donde celebramos a nuestros seres ausentes, que  no se encuentran tan ausentes , en este sentido, la reflexión que podría sugerir para este día donde los muertos regresan con nosotros es la cuestión de la fotografía en este celebérrimo rito mexicano.

No obstante, no únicamente podríamos referir a este tipo de fotografía (la luctuosa) pero sí es motivo de esta publicación, es el nivel de trasgresión que se pretende lograr este mes.

Y ya entrando en materia me gustaría evocar un sentimiento multilateral, la muerte de un ser amado, esa pérdida de la presencia corpórea y naturalmente la pérdida de la oportunidad de seguir en un plano recíproco que pudo haber construido más sistemas complejos, ese sentimiento que pesa y que sostiene un vacío en un nosotros. En este sentido cuesta trabajo pensar en seguir adelante, en tener que lidiar con esa indeseable ausencia y es en este punto donde nos refugiamos de esa “no–presencia” en la presencia misma, sí, supongo infieren que me refiero a l recuerdo, a esa chispa que nos aísla del mundo tangible y nos transporta a un reino onírico donde avivamos sentimientos que extraen a ese ser de su sepulcro y vuelven con uno mismo y en realidad nos sentimos envueltos en ese recuerdo, volvemos en el tiempo, nos inundamos de nostalgia.

Ahora evoquemos una  situación dentro de este sentimiento, busquemos una fotografía de ese alguien, observemos, tal pareciera que esta inmóvil, en efecto, físicamente ni siquiera se encuentra ahí, pero eso es muy primario, como la intencionalidad con que la fotografía surgió, hablo de la fotografía “objetiva”, claro que la aberración con que siguió la vida de la fotografía nos demuestra que no es tan objetiva, en este sentido liguemos el sentimiento evocado con esta situación dada. ¿Está ahí ese alguien? Pensémoslo bien, porque puede causar ciertas marañas, si entendemos bien que la foto nos lleva a ese recuerdo, a ese momento, es claro que la presencia de la persona se encuentra en el recuerdo mismo, en la trascendencia  y perpetuidad de la vivencia sobre la impresión fotográfica y sobre nuestra memoria. En este sentido encontramos que la persona vive, puesto que ni en el recuerdo ni en la foto ese alguien está en estado de descomposición, en este sentido ese recuerdo evocado por la fotografía, es el que mantiene a la persona en una especie de conserva y tal recuerdo se encuentra en la persona que recuerda, peeero ¿acaso no la memoria llega a un punto de su vida donde comienza a ser senil? En ese sentido es la fotografía importante puesto que está presente en ese altar y nos evoca al momento.
 En ese sentido, la presencia en la que nos refugiamos somos nosotros mismos y a la vez la otra persona, puesto que el momento evocado fue construido por los dos e incluso por más personas, si es que hubiese mas personas, y la persona muerta vive mientras se encuentre en la abstracción de alguna persona que siga de pie, en este sentido  el papel de la fotografía y el nuestro es el del guardián de ese absceso de vida que queda después de la  muerte.

Interpretación del texto “genio de la foto” del libro “El cine o el hombre imaginario” del filosofo francés Edgar Morin por Juan Jesús Robledo Espinosa.

1 comentario:

  1. Ya no me acordaba del Edgar "Morán" (siempre me corregían en la escuela y los odio jajajaja).
    Tu interpretación es compleja, me gusta y que bonito blog.

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