Transgresores

19 de octubre de 2010

Vivir en un país de ricos.

"Los integrantes de la Comisión de Hacienda y Crédito Público de la Cámara de Diputados aprobaron en lo general las modificaciones a la Ley del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) al tabaco, con un aumento de cinco pesos por cajetilla de 20 unidades.

Así, estos cinco pesos aprobados hoy se sumarían a los dos pesos de incremento gradual a lo largo del próximo año pactado con anterioridad por lo que, a partir de 2011, las cajetillas con 20 cigarrillos costarían siete pesos más para el consumidor final"
http://www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=538922

Cada vez más me convenzo de que vivo en un país de ricos.

Es cierto, si bien podemos estipular que la salud de la población es algo importante no es posible que el gobierno no respete al pueblo.

Digo, tal vez hablar del vicio del cigarro no sea tan trascendente como cuando a nuestra amada administración se le ocurrió aumentar el precio a la gasolina que afecta a toda la economía nacional (dije que lo hicieron durante seis meses como dos veces al día).

No obstante es importante preguntar al consumidor si está de acuerdo en esta alza que es cada vez más cínica, sin tratar de inmiscuirnos en un análisis profundo, dado que el tabaco, como toda entidad en nuestro entorno es un sistema complejo que depende y co-depende de una entrañable cantidad de enlaces personales, sociales e institucionales ¿Qué a los diputados nadie les ha dicho que para estar sentados haciéndose idiotas es necesario el funcionamiento de la más mínima partícula de su fisionomía hasta el más lejano obrero al que ignora? (y eso estoy viéndome algo positivista).

En fin, el punto no es ese, la cuestión es que bajo el estandarte de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos del país se toma la determinación:

Primero: una ley antitabaco que a pesar de "beneficiar" al 70% de nuestra población sigue aplastando a la minorías.

Segundo: un alza de precios que gradualmente va siendo aceptada por los consumidores.

Tercero: el no pensar en el fumador.

Se nos toma como entidades que no sienten, si yo quiero fumar y ya entendí que por respeto a los demás hay lugares donde está prohibido ¿Por qué no me lo permiten? Digo, directamente habrá de contestar la autoridad que no me lo niegan, digamos "directamente" pero sí de por sí ya comer un kilo de frijoles o hacer una salsa con jitomates es complicado por las cuestiones económicas, ahora será también un lujo darte el gusto de tener un tabaco en la boca.

Que por no haber pasado alguna de las etapas que estipula Freud en su teoría sexual, es posible. Que por pinche terco, es posible. Que por farol, tal vez. Pero nadie te dice que lo haces por placer, te ves cuestionado por la sociedad, como siempre impositiva.

Te reclaman por fumar como si fueras una de las chimeneas de las grandes multinacionales a las que nadie les dice nada, te reclaman como si la producción de CO2 que generas al fumar fuera a destruir los ecosistemas como lo han dicho diversas empresas a las que se les ve como amigas.

Yo me pregunto ¿Es acaso el libre albedrío un crimen? Y los verdaderos crímenes son entonces... ¿?

Por ello hoy me atrevo a escribir en este blog (someramente) mi perspectiva sobre el problema del tabaco que no afecta sólo a consumidores, sino a productores y distribuidores, pero en fin, seguro nosotros seguiremos aquí a ver hasta cuando... Tal vez ni cuando nos dejen tragar nada más bolillo, tal vez sea cuando ya de plano ni el mismo placer que ellos (poderes hegemónicos) crearon les de más billetes que mamar, o tal vez sea cuando de plano ya ni entierro tengamos...

No es esto un imposición, es una petición por el respeto a mis decisiones y no sólo las mías, sino de las personas que también disfrutan el chingarse un tabaco...

Saludos.

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