Transgresores

4 de diciembre de 2010

Pariendo ciclos.


Hola otra vez, no sé por dónde empezar, es curioso, heme aquí tratando de escribir algo con relación a los ciclos y no sé por donde; en fin, creo que al final todo empieza igual todo esto que entendemos se reduce a una chispa de inicio, no siempre el mejor, pero siempre un inicio. 

Bien dice mi abuela “por algo se empieza” y creo que tiene la boca llenísima de razón, aunque siempre que intento remontar al comienzo me dan ganas de vomitar, creo que desde niño he tenido esa recurrente repulsión por las cosas abstractamente inconmensurables, pero, no creo que sea mi culpa, al fin, nuestra verdad cotidiana se basa en la antropocentría y pensándolo bien así es como se define lo que vivimos ¿no? Trataré de remontar a un principio no tan principal, derivado de otros principios que se derivan de otros principios, no quiero vomitar, seré breve…

Al momento del parto, donde bien, empieza una brusca serie de saltos de realidad, en realidad empezamos a luchar, a patalear, a llorar a respirar. En fin, luchamos por sobrevivir en esa llamada realidad, porque nadie experimenta en cabeza ajena y dentro del vientre envuelto de una serie de seguridades, de esa no experiencia de la realidad foránea. ¿Por qué? ¿No nos aferramos a lo más hermoso de la vertiginosidad de la vida humana?    

En sí, de la vida, de la realidad; morimos y como lo expliqué el mes pasado, sólo seguimos viviendo en los demás (de vuelta ahí a la cabeza ajena), en ese sentido perdemos el valioso protagonismo como seres, es por este protagonismo por el cual nos aferramos a la vida en el momento de nacer y es (dependiendo del entorno y la respuesta del entorno a nuestras exigencias experimentativas) como vamos pataleando también en las relaciones afectivas en un principio y son estas las que nos forjan como seres comunicantes  y determinan nuestros lazos comunicativos y los rituales mismos de comunicación; en este sentido es nuestro inicio lo que (valga la redundancia) va construyendo los demás inicios.

Pues sí, yo creo que eso nos delimita mucho en el actuar de todos los días, porque si de escuincle recién lanzado al mundo te relacionas con un medio ambiente especifico, esto determinará nuestras representaciones de las cosas y nuestro actuar, en si yo creo que en ese sentido también nos iniciamos y nos arrojamos a nuevas realidades todo el tiempo, no tan impactante como aquella primera vez… 

ah recuerdo mi primera vez...

(Que quede claro, nosotros no estamos de acuerdo con las nuevas reglas que impuso la RAE, por lo que no respetaremos dichos puntos, de cualquier modo, da igual, nadie hace caso nunca de las reglas ortográficas.)

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